Durante la guerra americana, yo era cirujano en el ejercito de Estados Unidos y luego de la batalla habia centenares de soldados heridos en mi hospital; muchos de ellos tenian que ser amputados de las piernas o brazos. Uno de estos era un muchacho que no habia estado en el servicio mas que tres meses; siendo demasiado joven para ser soldado, se habia alistado como tambor. Cuando mi asistente cirujano vino a darle cloroformo para la operacion, el volvio la cabeza a un lado y lo rehuso positivamente.
Fui al lado de su cama y le dije: -¿Por que te niegas a tomar cloroformo? Eres demasiado debil para sobrellevar una operacion sin cloroformo.
El puso su mano sobre la mia y me dijo:
-Doctor, un domingo por la tarde di mi corazon a Jesus. Aprendi a confiar en el, yo se que puedo confiar en El ahora. El es mi fuerza y mi estimulante; El me sostendra mientras usted me ampute una pierna y un brazo.
Nunca olvidare la mirada del joven. En aquel tiempo yo odiaba a Jesus, pero no pude menos de respetar la lealtad de aquel joven para su Salvador; y cuando vi cuanto lo amaba y confiaba en El hasta el fin, alguien conmovio mi corazon e hice para ese joven lo que nunca habia hecho para otro soldado: le pregunte si queria ver a su capellan.
-Oh, si, señor - fue su respuesta
Cuando el capellan vino reconocio inmediatamente al joven que habia visto muchas veces en la tienda donde tenian lugar los servicios; tomo su mano y le dijo:
-Charlie, me apena verte en circunstancias tan tristes.
-Oh, estoy bien .dijo el joven.- Ahora si el Salvador me llama, puedo ir a El con una mente clara.
-Se que puede ser que no mueras, Charlie, pero en caso de que el Señor te llame, dime si hay algo que yo pueda hacer por ti - dijo el capellan.
-Hagame el favor de tomar La Biblia que esta debajo de mi almohada. Alli esta la direccion de mi madre. Por favor, enviesela y escribale una carta para decirle que nunca he dejado pasar un solo dia sin leer una porcion de la Palabra de Dios y sin rogar diariamente que Dios la bendiga - le pidio el muchacho.
Y dirigiendo su mirada hacia mi , dijo:
-Ahora, doctor, estoy listo. Le prometo que no lanzare ni un gemido mientras usted me amputa un brazo y la pierna.
No tuve el valor de tomar el bisturí en mi mano para hacer la operacion sin ir a otro cuarto para tomar un poco de estimulante para fortalecedme, y asi cumplir con mi deber.
Mientras cortaba la carne, Charlie Coulson no lanzo ni un gemido, pero cuando tome la sierra para separar la carne del hueso, el joven agarro la punta de su almohada y la puso en su boca, y la unica cosa que oi fue:
-Oh, Jesus bendito, ayudame ahora.
Charlie cumplio su promesa y no profirio ni un quejido.
Venida la noche, no me fue posible dormir. Las palabras " Jesus bendito, ayudame ahora" siguieron resonando en mis oidos. Cerca de medianoche me levante y fui al hospital, cosa que nunca antes habia hecho, a menos de haber sido llamado especialmente, pero ¡tan grande era mi deseo de ver a ese muchacho! Al llegar al hospital la enfermera me relato que dieciseis de los casos desahuciados habian muerto. Pregunte - ¿ Como esta Charlie Coulson ? ¿Esta entre los muertos?
-No, señor; esta durmiendo como un bebe - me contesto la enfermera.
Cuando estaba al lado de la cama del joven, ella me relato que dos miembros de la Comunidad Cristiana de los Estados Unidos habian venido al hospital para leer y cantar un himno.
Estaban acompañados por el capellan que se arrodillo al lado de la cama e hizo una oracion conmovedora y fervorosa; despues cantaron un himno y Charlie canto con ellos. Yo no podia comprender como el, quien habia sobrellevado dolor tan agudo, podia cantar.
Cinco dias despues de la cirugía, Charlie envio por mi y aquel dia escuche , por primera vez, un sermon evangelico, dijo:
-Doctor, se llega mi hora: pero, gracias a Dios, estoy dispuesto a partir. Antes quiero darle las gracias por su bondad conmigo. Yo se que usted es judio y que por lo tanto no cree en Jesus, pero ¿me hara un favor de que darse conmigo hasta que yo parta con mi Salvador?
Trate de que darme a su lado, pero no tuve el coraje de ver morir a un muchacho cristiano, deleitándose en el amor de aquel Jesus que yo habia aprendido a odiar; por tanto, me fui de la sala. Como veinte minutos mas tarde una enfermera me dijo que Charlie queria verme.
Aunque no tenia ganas de verlo nuevamente, decidi volver a la habitacion para dejarle unas palabras cariñosas, pero estaba determinado a no dejarle ejercer la menor influencia sobre mi en cuanto a su Jesus. Al entrar en su cuarto vi que empeoraba rapidamente. Aun asi me dijo:
-Doctor,lo amo a usted. Sepa que el mejor amigo que he encontrado en este mundo era un judio.
Le pregunte quien era.
Contesto: -Jesucristo, a quien quiero presentarle antes de morir. Hace cinco dias, mientras usted me amputaba un brazo y una pierna, suplique al Señor que lo tocara y lo salvara.
Estas palabras penetraron profundamente mi corazon. No podia comprender como, mientras le causaba el dolor mas intenso, Charlie podia olvidarse completamente de si mismo y pensar en su Salvador y en mi alma.
Centenares de soldados murieron en mi hospital durante la guerra, pero el unico entierro que presencie fue el de Charlie Coulson.
Las ultimas palabras de ese querido muchacho me impresionaron profundamente. Entonces yo era rico en cuanto al dinero, pero habria dado cada centavo que poseia si hubiera podido tener lo que tenia Charlie; pero eso no puede comprar el dinero. Ahora yo se que estaba bajo el peso de una conviccion de pecado; pero combati a Cristo con todo el aborrecimiento de un judio ortodoxo, por cerca de diez años, hasta que finalmente la oracion del querido joven fue concedida y Dios me salvo.
Como dieciocho meses despues de mi conversion asisti a un servicio en los cuales los cristianos atestiguan el amor de su Salvador. Despues de que varias personas hablaron, una señora de edad madura se levanto y dijo:
-Queridos amigos, puede ser que esta sea la ultima vez que tenga el privilegio de dar testimonio de Jesus. Me es de gran alegria saber que encontrare a mi hijo con Jesus en el cielo. Mi hijo no solamente era un soldado para su patria, sino tambien un soldado para Jesucristo. Charlie fue herido en batalla y cayo en manos de un medico judio que le amputo un brazo y un apierna, pero el murio cinco dias despues de su operacion. El capellan del regimiento me escribio una carta y me envio La Biblia de mi hijo.
En la carta, Charlie me dijo que envio por el medico en su ultima hora y le dijo: " Doctor, quiero decirle antes de morir que hace cinco dias, mientras usted me operaba, suplique al Señor por su vida"
Al oir el testimonio de aquella señora no pude que darme en mi sitio. Me dirigi rapidamente a ella y , tomando su mano, le dije:
-Dios le bendiga, querida hermana. La oracion de su hijo ha sido concedida. Soy el medico judio por quien oro Charlie, y su Salvador es ahora mi Salvador.
Enviado por Rodrigo Nicolas Coronel
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