Dios quiere bendecirle, Satanás quiere arruinarlo Devocional cristiano

Siete años en la santería. Tres viajes a Puerto Rico y uno a Cuba. Tres collares de colores que llevaba siempre, como indicativo del grado alcanzado en esa rama del ocultismo. Cuarenta y dos años, aunque parecía de sesenta. Enfermedades a toda hora y de toda clase. Ruina en casa, aunque ganaba bastante dinero haciendo trabajos de lo que ella solía llamar “magia blanca”.

--Estoy desesperada—le dijo a su hermana--. Me ahogo en las deudas. El carro no lo he podido sacar del taller y debo todavía el segundo semestre de la universidad de Carolina. A veces pienso hasta en quitarme la vida…--
--No digas tonterías, Lucía; ¿Y esos santos en los que crees? ¿Acaso no te ayudan? Y el dinero que ganas, ¿qué lo haces?--.
--No me creerás, pero cada peso se me va como agua--, explicó.
--No digas. —le replicó la mujer sin dar crédito a lo que escuchaba. —Lucía, cada vez estás más pobre--.
--Más demoro en recibir un pago por cualquier trabajo de santería, que el dinero irse. Estoy arruinada--, dijo con amargura.

Los días se sucedían con una rapidez inexplicable. Las deudas se acumulaban y cada nueva llamada telefónica era de un nuevo acreedor. “Voy a embargar sus propiedades-- le dijo el asesor de una firma de cobranzas--. Mi cliente asegura que usted no quiere pagarle.”

Esa fue la gota que rebosó la copa. No sabía qué hacer. Todo alrededor era confusión. La claridad sólo vino a su mente y a su corazón cuando de manera inexplicable, cayó de un estante una vieja y empolvada Biblia, cuando se disponía a limpiar unas telarañas. Buscó en sus páginas más por curiosidad que por otra cosa y leyó un pasaje que llamó poderosamente su atención:

“Cuando hayas entrado en la tierra que el SEÑOR, tu Dios te da, tendrás especial cuidado de no dejarte llevar por las costumbres corrompidas de las naciones que ahora viven allí… Tampoco se debe practicar la adivinación, la brujería, la hechicería, la magia, el encantamiento, el ser médium espiritista o el consultar los espíritus de los muertos. Cualquiera que haga estas cosas será abominable delante del SEÑOR, pues es por esta causa que el SEÑOR echa de esta tierra a los pueblos que la habitan. Deberás comportarte de manera irreprensible delante del SEÑOR tu Dios.”(Deuteronomio 18:10-13, Nueva Biblia al Día)

Esas palabras calaron en lo más profundo de su ser. Miró alrededor: Satanás le había robado hasta el último peso. Estaba arruinada. La contundencia de los hechos la llevó a volver la mirada al Señor Jesús.

Un ministro evangélico, a pocas cuadras de su casa, y de quien ella se había burlado muchas veces, la ayudó a vivenciar el proceso de libertad en Cristo. En lo profundo de su ser no quería desprenderse de los amuletos, pero reconoció que no tenía otra alternativa.

Sólo en Dios encontró una salida a la crisis económica, como también al caos personal y espiritual que venía experimentando como santera.

Satanás y la economía

La Biblia enseña que Satanás es el dios de este siglo (Cf. 2 Corintios 4:4) Él domina nuestra sociedad. Recordemos la escena cuando el Adversario tentó al Señor Jesús “Finalmente el diablo lo llevó a la cima de una alta montaña y le mostró las naciones del mundo y la gloria que hay en ellas. —Todo esto te lo daré si de rodillas me adoras—le dijo.--¡Vete de aquí, Satanás—le respondió Jesús.__Las Escrituras dicen: “Sólo al SEÑOR tu Dios adorarás, y solamente a él le obedecerás.”(Mateo 3.8-10, Nueva Biblia al Día)

Basta que abra un diario o vea los canales internacionales de noticias para que compruebe el grado de crisis económica a la que Satanás, quien gobierna el mundo, está llevado a todos los países. Lo grave del asunto es que el ocultismo ha logrado penetrar de tal manera las esferas de gobierno, que políticos, congresistas y mandatarios acuden a todas las alternativas, incluso los conjuros sobre naciones, en procura de superar la difícil situación.

Estados Unidos que por años marcó la pauta a nivel mundial con la solidez del dólar, comenzó a experimentar un declive desde verano del 2008 con la caída del mercado inmobiliario. El fenómeno, como efecto dominó, impactó las Bolsas de Valores de todos los continentes.

El euro que se cotizaba por encima del dólar de manera significativa, perdió a mitad del 2010 más del 15% del valor frente a la moneda norteamericana. Las Bolsas europeas cabalgaron todo el año en una montaña rusa, hasta el punto que bancos centrales como el de suiza y de China optaron por la compra de euros en una medida desesperada para procurar sostenerlo en el mercado internacional.

Es evidente que el dios de este siglo está haciendo su trabajo de traer ruina, reafirmando lo que dijo el Señor Jesús al referirse al propósito de Satanás: “El ladrón solo viene a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”(Juan 10.10, Nueva Biblia al Día). Abundancia en el griego koiné tiene como fundamento el vocablo perisso, término que vertido al español se traduce como “Superabundante, excesivo, rebosante, más que suficiente, profuso, extraordinario y, mucho más de lo necesario.”

Observe que a pesar del ofrecimiento de prosperidad en todos los órdenes que desea para nuestro bienestar el amoroso Padre celestial, Jehová, lo que prima es la escasez por cuenta de la voluntad reacia y terca del género humano de procurar soluciones en sus propias fuerzas.

Ante la crisis económica prevaleciente y que apunta a agudizarse, hay algo en lo que concuerdan los gobiernos de Estados Unidos y la Eurozona, y es en medidas de choque como la aplicación de rigurosos planes de ajuste fiscal que incluyen recortes de salario, aumento de las cargas tributarias, congelamiento de las pensiones, recortes a las exenciones de gravámenes y la eliminación de subsidios de salud, educativos y en los servicios básicos.

La Oficina Europea de Estadísticas—Eurostat--, expresó su preocupación por el oscuro panorama económico mundial y en especial de la Comunidad Económica Europea, especialmente lo que se ha venido dando en los últimos doce meses, al tiempo que dejó entrever que la baja del euro genera diferencias competitivas entre los países que la conforman, diferencias en las que cada uno busca sacar la mejor parte para paliar la crisis.

No permita que reine el devorador en su economía

Cuando el hombre se distancia de Dios, enfrenta las consecuencias: ruina material, espiritual y física.

El panorama actual está ensombrecido de tal manera que a muchos no les alcanza ningún presupuesto, y experimentan en carne propia lo que advirtió el profeta: “¡Todos los cultivos fueron devorados por las plagas! Primero vinieron las orugas y se comieron una parte. Luego vinieron las langostas y acabaron con otra parte. Después de éstas vinieron sucesivamente pulgones y saltamontes se comieron lo poco que quedaba.”(Joel 1:4, Nueva Biblia al Día)

¿Refleja esta situación lo que ocurre con su vida? ¿No tiene ahorros y por el contrario, vive afincado en los créditos?

Las Escrituras señalan que la fuente de la abundancia es Dios mismo. Moisés lo enfatizó al pueblo de Israel, a las puertas de entrar a la tierra prometida: “Recuerda siempre que el SEÑOR tu Dios es el que te da el poder para obtener las riquezas, y él lo hace para cumplir la promesa hecha a tus antepasados.”(Deuteronomio 8:18, Nueva Biblia al Día)


No cabe duda: Dios quiere bendecirnos, mientras que Satanás—nuestro peor enemigo—procura arruinarnos. Hasta tanto no descubra lo perjudicial que resulta para su vida cargar amuletos o hacerse riegos para la “buena suerte”, no saldrá de la ruina en la que se encuentra. En nuestro amado Padre celestial hay abundancia porque el Señor dijo: “…porque tengo abundancia de plata y de oro para hacerlo. En realidad, todas las riquezas del mundo me pertenecen…” (Hageo 2:8, 9. Nueva Biblia al Día)

Cuando en medio de la crisis nos volvemos a todo, todo cambia. Las perspectivas negativas y que despiertan preocupación, presentan un viraje de ciento ochenta grados y se produce una bendición divina sin precedentes en los ámbitos material, físico y espiritual.

Dios prometió a Su pueblo, del que formamos parte usted y yo por la obra redentora del Señor Jesús, que si buscábamos de Él, el panorama de ruina cambiaría a una dimensión distinta, la de la abundancia. “Y yo les devolveré las cosechas que las langostas, por orden mía, se comieron! Ellas fueron como el gran ejército destructor que envié contra ustedes. Una vez más tendrán comida en abundancia. Entonces cantarán de alegría en mi honor…”(Joel 2.25, 26, Nueva Biblia al Día)

Los riegos, los hechizos, hacer “conjurar” los negocios por un santero, hacerse baños de yerbas, portar consigo amuletos, entre otras opciones a las que acuden muchísimas personas que no tienen a Dios en su corazón ni confían en Él, no hace otra cosa que desatar ruina, escasez y maldiciones. Sólo en Dios hay salida a la crisis económica.

El cristiano en tiempo de crisis

Los cristianos no somos ajenos a la crisis económica mundial. La diferencia es que, en Dios, somos bendecidos. Esa es la razón por la que a pesar de la caída internacional del dólar o el euro, haya alimento en la alacena de los creyentes en el Señor Jesús y el salario, por mínimo que parezca, alcance y sobre. Tal vez dirá que se trata de la opinión de un fanático religioso, pero se equivoca: como creyente he experimentado las bendiciones de un amoroso Padre celestial que cuida de nuestras necesidades y nos provee.

Un ejemplo, de los muchos que ofrece la Biblia, lo encontramos en la vida de Isaac. El hambre azotaba la tierra—una situación similar a la que vivimos hoy, propiciada sin duda por Satanás, que busca llevar al hombre a la desesperación--. En medio de las circunstancias adversas, es probable que el patriarca haya sido tentado a ir a Egipto, que las Escrituras asocian a lo largo de todas sus páginas con la opresión y esclavitud que desata nuestro Adversario espiritual.

En las Escrituras leemos que “En ese tiempo hubo mucha hambre en aquella región, además de la que hubo en tiempos de Abraham. Por eso Isaac se fue a Guerar, donde se encontraba Abimélec, rey de los filisteos. Allí el SEÑOR se le apareció y le dijo: «No vayas a Egipto. Quédate en la región de la que te he hablado. Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia les daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que le hice a tu padre Abraham. Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo, y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas, porque Abraham me obedeció y cumplió mis preceptos y mis mandamientos, mis normas y mis enseñanzas.”(Génesis 26:1-5, Nueva Versión Internacional)

Dios le prometió a Isaac tres cosas: la primera, estar siempre con él en medio de la crisis. Igual con usted y conmigo: puede que el mundo atraviese por uno de sus peores momentos, pero tenemos de nuestra parte al Vencedor, a Jesucristo. La segunda, prometió bendecirlo. Derramar sobre su vida, incluyendo a su familia, provisión espiritual y material en abundancia. La tercera, extender a toda su descendencia las bendiciones. Piénselo: no solo usted será bendecido por andar en fidelidad delante del Señor, sino también, su cónyuge, sus hijos, sus nietos, en síntesis, toda una línea generacional.

Aunque no llovía, los terrenos estaban agostados, y no había esperanza, Dios cumplió sus promesas a Isaac de tal manera que “Isaac sembró en aquella región, y ese año cosechó al ciento por uno, porque el SEÑOR lo había bendecido. Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico.”(Génesis 26:12, 13, Nueva Versión Internacional)

Economistas y académicos reunidos en XII Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, coincidieron en asegurar que la debacle iniciada en el verano del 2008 apunta a prolongarse por tiempo indefinido. James Galbraith, de la estadounidense Universidad de Texas, apuntó que la crisis no ha concluido y que su solución requerirá de la imaginación y el esfuerzo de todos los economistas y expertos interesados en ponerle fin a esta profunda contracción.

En igual sentido se pronunció el argentino Claudio Katz, quien señaló que resulta contradictorio que, en medio de la crisis, los países busquen refugio en la moneda (dólar) del país que generó la crisis. Katz opinó que, lejos de hallarse una salida, ha comenzado una nueva fase de la crisis caracterizada por los ajustes en Europa, lo que implica reducción de gastos públicos y aumento del desempleo.

Fernando Suárez, de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), destacó el impacto negativo de la crisis en la región, debido a caída de las remesas, la baja de los precios de productos básicos y el descenso del comercio. Otra secuela, citada por la académica Teresa Aguirre, de la Universidad Autónoma de México, es que las economías de la región están más polarizadas, con una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres.

¿Qué hacer entonces? No dejarnos arrastrar por los engaños de Satanás, concientes que él nos lleva a la ruina y la escasez, y por el contrario, prendernos de la mano de Aquél que todo lo puede: nuestro amado Dios y Salvador Jesucristo.

Puedo asegurarle que no quedará defraudado. Dios quiere bendecirle. Reciba esa provisión que viene de lo alto. De usted sólo se requiere fidelidad al Señor, depender de Él y confiar que a pesar de lo ensombrecido que luzca el panorama económico universal, hay provisión para usted y su familia no solamente hoy sino siempre…

Decídase hoy por Jesucristo

La mejor decisión que podemos tomar, es recibir a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas. Él es quien nos permite avanzar hacia el cambio y crecimiento personal y espiritual, a la manera de Dios y no a la nuestra. Es muy sencillo. Basta que usted le diga, allí donde se encuentra: “Señor Jesucristo, reconozco que he pecado. Gracias por perdonar en la cruz todos mis pecados y abrirme las puertas a una nueva vida. Te recibo en mi corazón como mi único y suficiente Salvador. Haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”

Si tomó esta decisión, permítame felicitarlo. Es el paso más grande de todo ser humano, que asegura un presente de victoria y una eternidad con Cristo. Ahora tengo tres recomendaciones para usted:

1. Lea la Biblia. En este maravilloso libro aprenderá principios que le llevarán al crecimiento personal y espiritual, que muchos asocian con la verdadera perfección.
2. Haga de la oración un principio de vida. Orar es hablar con Dios. No es otra cosa que mantener intimidad con nuestro Padre celestial, gracias a la obra redentora del Señor Jesús.
3. Comience a congregarse en una iglesia cristiana. Ayudará en su proceso de crecimiento personal y espiritual.

Si tiene alguna inquietud, por favor, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com o llamarme al (0057)317-4913705.

© Fernando Alexis Jiménez

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