El Dios de lo Imposible

Por Henry y Melvin Blackaby

Cuando leemos los relatos sobre los personajes de la Biblia, tendemos a analizarlos por la forma en que han fallado. Observamos su falta de fe, nos maravillamos ante su debilidad y nos quedamos desconcertados, preguntándonos porqué no escucharon mejor a Dios.

Los personajes de la Biblia eran personas comunes y corrientes, que se tuvieron que enfrentar con situaciones extraordinarias. Tuvieron que escoger entre caminar por fe, o caminar por vista. Los que se decidieron a caminar por fe, experimentaron la obra del inmenso poder de Dios en su vida. Así llegaron a vivir una vida poco común, con un Dios extraordinario.
Si usted le está pidiendo a Dios que le permita experimentar la resurrección, le está pidiendo que lo lleve a un lugar donde nunca antes ha estado. Así que no se queje cuando Él lo lleve. La vida de la resurrección trae consigo experiencias poco comunes, y nos lleva donde nunca habríamos ido si no la hubiéramos tenido. Dios nunca hace las cosas de la manera que pensamos nosotros que se deberían hacer.

Gedeón y una situación imposible

Gedeón fue un hombre llamado a acaudillar a los israelitas contra un feroz ejército. No era guerrero. De hecho, le tenía miedo al enemigo. Pero Dios le dijo que guiara al pueblo a la batalla contra un enemigo que tenía ciento veinte mil hombres en armas.

Él formó un ejército de treinta y dos mil hombres. Dios le dijo: “Son demasiados hombres. Diles que todos los que tengan miedo se vuelvan a su casa”. Es evidente que Gedeón no era el único que se sentía intimidado por el enemigo, porque veintidós mil hombres aceptaron ese ofrecimiento.

Así, Gedeón se quedó con un ejército que sólo tenía diez mil hombres. Dios le volvió a decir: “Son demasiados hombres. A todos los que beban el agua de rodillas, envíalos a casa”. Ahora Gedeón se quedó con trescientos hombres.

Debe haber pensado: ¿Qué estoy haciendo yo aquí? ¡Esta batalla es imposible de ganar! ¡Nos van a matar a todos! Sin embargo, los trescientos hombres de Gedeón derrotaron a un ejército de ciento veinte mil.

Dios había metido a Gedeón y a Israel en una situación imposible de superar, habían destruido al enemigo y así, el mundo vio la protección de la mano de Dios sobre su pueblo.

Una y otra vez, Dios llevó al pueblo a situaciones difíciles, para manifestar su poder en medio de él. Así es como Dios obra.

El Dios de lo imposible

¿Se ha encontrado en esa situación, en ese lugar donde lo lleva Jesús, en ese lugar del que no puede regresar?

Dios actúa de esa manera: nos lleva a un punto en el que no parece haber esperanza, para que clamemos a Él y hallemos lo que ha provisto para nosotros. Y en ese lugar, hace lo que tenía planificado hacer desde el principio. Satisface todas las necesidades que Él mismo ha creado.

No dé siempre por sentado que una situación difícil es resultado de algún error que usted haya cometido. Tal vez ha sido Dios quien lo ha llevado a esta situación difícil para que pueda ver su inmenso poder.

El apóstol Pablo entendía que la vida cristiana —la vida de resurrección— es algo lleno de frescor y de emoción: “Como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva” (Romanos 6:4). ¡En vida nueva!

Tal vez usted esté pasando por una tormenta personal. Mantenga los ojos fijos en Jesús.

Tal vez su confianza en Dios ha sido fuerte, pero ahora se siente perturbado y abrumado por las dudas. Vuélvase a centrar en Él.

A medida que vaya progresando en esta vida de resurrección, no sólo lo ira llevando a un emocionante caminar con el Señor, sino que lo irá transformando en lo más profundo de su ser. Comenzará a producir en usted un carácter semejante al de Cristo. Se convertirá en ejemplo vivo del poder que tiene la resurrección para darle vida nueva a aquello que estaba muerto.

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