A Dios también le gusta llamarnos por nuestro nombre. La Biblia está llena del toque personal de Dios, ejemplificado con: "Moisés, Samuel, María". Cuando Jesús visitó Jericó, una gran multitud se reunió en la calle. Pero eso no impidió que Jesús buscara al recaudador de impuestos, que se había subido a un sicómoro, y lo llamara por su nombre: "Zaqueo, date prisa, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa". La historia no nos dice cómo es que Jesús sabía el nombre de Zaqueo, pero conlleva un mensaje vital: "No estás perdido en la multitud. Eres importante para mí".
Otras personas pueden hablarnos con un impersonal: "Oye, tú". Pero Dios jamás lo hace.
Dios nos llama a cada uno por nuestro nombre, afirma nuestra identidad y nos asegura que somos importantes. Nadie más puede ser quien Dios nos ha llamado a ser.
"Dice el Señor: Te puse nombre, mío eres tú. Isaías 43:1"
Magda Hermida Ministries
"Dice el Señor: Te puse nombre, mío eres tú. Isaías 43:1"
Magda Hermida Ministries
1 comentario:
Que Buena reflexion, me gusto mucho, hace algun tiempo que estoy pensando en todas las personas que son Cristianas y que siguen al Señor, y que facinante que el nos conozca de en medio de la multitud
Publicar un comentario