Las PERSONAS no son nuestras ENEMIGAS

Si queremos ver que la voluntad de Dios se haga en esta esfera como se hace en las regiones celestes, entonces debemos despojarnos de nuestra pretensión religiosa y humillarnos. Debemos hacernos siervos a fin de suplir las necesidades de los que nos rodean.

Es importante que hagamos esa distinción. Las personas no son nuestras enemigas; Dios nos envió a servir a las personas así como nuestro Señor nos sirvió a nosotros. Es hora de que envainemos nuestra espada y tomemos una toalla. La toalla es el símbolo de nuestro Salvador en la tierra, se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres (Filipenses 2:7).

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