Es posible que no haya tenido en cuenta esto antes, pero Dios puede hacernos fructificar en la tierra de nuestro sufrimiento, en el lugar donde el dolor es lo más profundo, y nuestro futuro se ve sin esperanza. Dios permite nuestro dolor porque tiene el propósito de producir fruto en nosotros.
Dejar libre a las personas que nos han herido tiene poder. La exoneración es total para ellos a través de nuestras palabras.
Si lo único que usted puede ver es la maldad, la injusticia o el maltrato, nunca será libre del poder de su pasado. Necesita ver también a Dios; debe verlo permitiendo el mal con el propósito de usarlo para un buen fin. Podemos salir adelante cuando vemos nuestro pasado como parte de un plan.
Usted nunca llegará a quitar la raíz de amargura hasta que pueda bendecir a aquellos que le han hecho mal. Esto tiene el poder de liberarlo.
La amargura es como tomar veneno mortal y esperar que el enemigo muera. Si siente amargura, usted es el que va a morir lentamente, ¡lo cual hará feliz a su enemigo! Perdonar es un acto de sanidad propia; cuando perdonamos, nos hacemos un favor a nosotros mismos.
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