Unidos para CLAMAR por un MILAGRO
El aula universitaria, ese miércoles en la mañana, estaba llena de estudiantes y, aún cuando fuera el sol lucía en su esplendor y todo alrededor irradiaba vida, Víctor estaba sumido en la más profunda depresión. Un compañero le sacó del ensimismamiento. Lo movió por el hombro. “Vamos, ¿qué te pasa? Estás distraído”.
El profesor estaba escribiendo fórmulas matemáticas en el tablero. Dio una rápida explicación y pasó a otro ejemplo. Finalmente llamó su atención. “Víctor, ¿podrías repetirme cuáles son las etapas a seguir en esta operación?”, y le señaló una ecuación. Fue un momento bochornoso porque no pudo responder.
En el intermedio de clases, habló con su mejor amigo. Le comentó sobre la preocupación que le despertaban los problemas en casa. Sus padres estaban a las puertas de separarse. “Ya no se soportan y las discusiones son permanentes: en la mañana, en la tarde y en la noche”, le dijo.
Acordaron llevar el asunto delante del Señor en oración. Clamarían en el nombre del Señor Jesús y estaban convencidos, el Padre celestial respondería con un milagro. Y lo hizo, dos semanas después. Las tensiones disminuyeron y—algo que jamás imaginaron—se sentaron los progenitores a hablar sobre las diferencias que los estaban separando.
Hoy, cuando navegan en aguas tranquilas, Víctor reconoce que fue la intervención de Dios y no otra cosa, lo que determinó un giro de ciento ochenta grados en el problema intrafamiliar.
Clamando juntos
Cuando nos unimos varias personas a interceder por un asunto en particular, situaciones aparentemente inmodificables terminan cambiando y ponen de manifiesto que el poder de Dios es ilimitado.
El Señor Jesús lo expresó de la siguiente manera: “En otras palabras, si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo en pedir algo, pueden orar por eso. Mi Padre que está en el cielo se lo dará, porque donde se reúnen dos o tres en mi nombre, yo estoy allí en medio de ellos.”(Mateo 18:19, 20.
Observemos el proceso expuesto por el amado Hijo de Dios: 1.- Identificar la necesidad por la que oraremos. 2.- Unir nuestras fuerzas con otros hermanos en la fe para interceder sobre el asunto. 3.- Perseverar con fe. 4.- Reconocer que el Jesucristo estará en medio nuestro y que el Padre celestial responderá a nuestro clamor.
¿Ha probado acaso asistir a un grupo de oración?¿Ora junto con su familia en casa?¿Va al Padre en clamor en procura de hechos humanamente imposibles pero posibles con intervención divina? ¡Hoy es el día de comenzar!
Si tiene alguna inquietud, no dude en escribirme a pastorfernandoalexis@hotmail.com © Fernando Alexis Jiménez
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